miércoles, 16 de marzo de 2011

Josefina Aldecoa

La escritora Josefina Aldecoa (La Robla, León 1926) ha fallecido este martes en Santander a los 85 años y será en la localidad de Torrelavega donde se despida a la autora, según informaron fuentes próximas a la familia.

Josefina Aldecoa (La Robla, León, 1926- Torrelavega (Cantabria), 2011) escritora y pedagoga española y directora del Colegio Estilo, creció en una familia de maestros.

Durante su juventud vivió en León, donde participó en la revista de poesía Espadaña, hasta que en 1944 se trasladó a Madrid para estudiar Filosofía y Letras. Además, se doctoró en Pedagogía con la tesis El arte del niño, publicada en 1960. Durante sus años de estudiante universitaria entró en contacto con escritores como Carmen Martín Gaite, Rafael Sánchez Ferlosio, Alfonso Sastre, Jesús Fernández Santos o Ignacio Aldecoa, con quien se casó.

Abandonó la escritura durante diez años, que dedicó a la docencia En 1959 fundó en Madrid el Colegio Estilo, un centro laico, para el que se inspiró en las ideas que reflejó en su tesis basadas en las nuevas formas educativas y en la base ideológica de la Institución Libre de Enseñanza.

Entre sus obras destaca la publicación en 1961 de la colección de cuentos A ninguna parte. Tras la muerte de su marido, en 1969, abandonó la escritura durante diez años y se dedicó únicamente a la docencia.

Después, continuó su actividad literaria con Los niños de la guerra (1983), donde Aldecoa realizó una crónica de su generación ilustrada por biografías y comentarios literarios sobre diez narradores surgidos en los años 50, La enredadera (1984), Porque éramos jóvenes (1986) o El vergel (1988).

En 1990 inició una trilogía de contenido autobiográfico con Historia de una maestra (1990), Mujeres de negro (1994) y La fuerza del destino (1997), como respuesta, en parte, al discurso político durante los años posteriores a la dictadura acerca de cómo reconstruir el sistema educativo, al que Aldecoa no consideraba lo suficientemente laico.

En 1998 escribió el ensayo Confesiones de una abuela, en el que relató las experiencias vividas con su nieto; en 2000 publicó la antología de cuentos Fiebre y en 2002 la novela El enigma. En 2005 sale a la luz La casa gris, una obra suya de juventud, y en 2008 Hermanas. Entre sus galardones, destaca el Premio Castilla y León de las Letras, otorgado en el año 2004.

La directora del Instituto Cervantes, Carmen Caffarel, seguraba este miércoles a tenor del fallecimiento de Aldecoa que: "Josefina Aldecoa ha sido una de las grandes mujeres de la España del siglo XX. Nos abrió a las demás nuevos caminos con su actividad incesante y su ejemplo admirable".

"Fue una mujer valiente que descubrió vías innovadoras en el campo de la educación y de la literatura, y seguro que miles de exalumnos sienten hoy que le deben lo mejor de su formación. Por eso fue miembro del Patronato del Instituto Cervantes desde 2006 y formó parte del Consejo de Administración entre ese mismo año y 2009. Porque fue el paradigma perfecto de la mujer humanista", concluía Caffarel.

lunes, 7 de marzo de 2011

Enseñanza primaria y secundaria en Sevilla

LA llegada de la II República supuso un cambio radical en lo que se refiere a la enseñanza primaria y secundaria en Sevilla, tanto cuantitativa como cualitativamente, pues se amplió el número de escuelas y se aumentó también el de maestros, mejorando su situación económica. De veintiséis escuelas nacionales para niños existentes en 1930, se pasó a setenta y seis en 1934; de veintitrés para niñas, a sesenta y seis; de dieciséis para párvulos, a veintitrés; de once para adultos, a veintisiete. En total, de setenta y seis escuelas nacionales disponibles en 1930, se llegó a ciento noventa y dos en 1934.

Naturalmente no se acabó con el problema de la enseñanza, pero después de décadas de abandono, aquel gran avance, aun siendo insuficiente para atender las necesidades acumuladas, supuso una mejora excepcional que causó notable impresión en la opinión pública. Con el tiempo, aquella gestión adquiere mayor trascendencia. Baste recordar que desde 1939 hasta 1962, sólo se construyeron treinta aulas nuevas en nuestra ciudad, pese a su elevada tasa de analfabetismo y niños sin escolarizar. El problema de la enseñanza primaria tuvo en el padre Manjón, Manuel Siurot, Sor Ángela de la Cruz, el maestro Faustino Álvarez, Carlos Cañal y Juan de Mata Carriazo, respuestas abnegadas y positivas.

Hay un hecho cierto, incuestionable: que ni antes ni después de esta etapa republicana ha vivido la Sevilla del siglo XX más intensamente la preocupación de combatir el analfabetismo de los adultos y promover la enseñanza primaria de la población en edad escolar. Y esta actitud hay que valorarla, insistimos, dentro del conjunto de circunstancias de tiempo y lugar, para obtener su verdadera dimensión positiva. Un asunto que cobra actualidad con el propósito expuesto por el nuevo presidente de la Junta de Andalucía, José Antonio Griñán, de situar a la enseñanza como uno de los objetivos prioritarios de su mandato.

La situación de abandono de la enseñanza en España en general y en Sevilla en particular, puede seguirse, entre otras fuentes, por las páginas del semanario Andalucía Futura, órgano de la Unión Cultural, donde los maestros y otras personas preocupadas por el tema denunciaron con insistencia la triste, dramática e inexplicable realidad de miles de niños sevillanos, en la capital y más aún en la provincia, sin posibilidades de educarse, de hacerse persona, de contar con el derecho primario del ciudadano a formarse para ser útil a la sociedad. Idéntico panorama desolador ofrecía el mal estado de las escuelas, unido a la insuficiencia económica, en algunos casos de miseria, que padecía el profesorado. Nadie -se decía- tenía más hambre que un maestro de escuela.

En los años veinte Sevilla capital contaba con sesenta escuelas nacionales y diez años después sólo había aumentando en cinco, pese al fuerte incremento de la población. En los pueblos de la provincia, la situación era aún más dramática. Nicolás Sánchez Balástegui, en las páginas de la revista Andalucía Futura, denunció la situación con estas palabras: "El cacique es responsable de numerosos delitos, pero de todos los que podemos imputarles, el más grave, el que por sí solo bastaría para que la sociedad lo odiase y maldijese mil veces su existencia, es el de la ignorancia que padece el pueblo".

Diario de Sevilla