viernes, 20 de noviembre de 2009

Recuerdos del Colegio del Pilar (Madrid)

RECUERDOS DEL COLEGIO DEL PILAR


Han pasado ya tantos años… y sin embargo sigo teniendo unos recuerdos gratos de aquel para mi inmenso y luminoso palacio neogótico con esos pasillos tan anchos, con su estilizada iglesia, estrecha y alargada, donde acudía a cantar muchos fines de semana con el coro del colegio en las bodas y primeras comuniones (a cambio de una bolsa de caramelos) y sobre todo a escuchar la voz increíble de mi compañero Jaime Montis (qepd).

Lo que más me impresionó nada más llegar al colegio fue la gran inscripción de la entrada principal culminando una anchísima escalera “La verdad os hará libres” (más tarde me enteré que provenía del Evangelio de San Juan) y que se suponía que era el lema del colegio, lo cual dice mucho de la educación Marianista, sobre todo en aquel año de 1947, en que España vivía en la mentira absoluta y sin ninguna libertad.

Mi promoción era multi-clasista, aunque en aquellos años la gran mayoría de los españoles eran relativamente pobres. Comprendía desde los que íbamos andando al colegio en traje de pana heredado de nuestros hermanos mayores, que éramos mayoría, hasta unos pocos privilegiados que llegaban en un “haiga” y con chofer. Nos quedábamos pasmados a la puerta del colegio delante de dichos “haigas” ya que en Madrid entonces apenas había coches. Tanto era sí que solíamos jugar al fútbol los fines de semana en el bulevar de General Mola y que en nuestro paseo hasta el colegio íbamos contando los escasos coches estacionados o que pasaban por la calle Castelló, intentando adivinar sus marcas.

En todo caso, hay que reconocer que una amplia mayoría de los padres de los alumnos habían elegido el colegio por su cercanía a su casa, es decir, que vivían también en el Barrio de Salamanca. En aquel momento, allí era donde vivía una parte de clase media emergente de la post-guerra ya que era el nuevo ensanche de Madrid, que limitaba, al norte, con María de Molina, puesto que, más allá sólo se encontraban unos descampados, los Nuevos Ministerios y los Altos del Hipódromo.

A pesar de ello, en los recreos en el “Solar” todos éramos iguales y unos jugaban al fútbol, otros al frontón y otros a la chapas o a las bolas, mientras que los más pacíficos aspiraban pacientemente los gases y ácidos venenosos que salían a través de un ventanuco de una platería contigua al mismo mientras observaban a varios obreros hacer electrolisis. Como en aquellos tiempos la mayor plaga de los colegiales en invierno eran los sabañones ya que el frío en Madrid era tremendo, en los recreos, lo mejor era correr y parar lo mínimo imprescindible para no congelarse.

La realidad es que la educación que recibí era relativamente buena dada la situación general del país. Recuerdo que, ya en aquellos años, Constantino Marcos y Jacinto Martínez, en el ático del colegio, empezaban a redactar textos de aritmética, geometría, álgebra y ciencias bajo la marca SM, que hoy es una de las tres editoriales educativas más importantes de España. Tengo que reconocer en todo caso que, con algunas excepciones, la mayoría de los levitas y los curas que nos daban clase o nos supervisaban eran gente razonable, educada, instruida e incluso liberal, lo que no era poco en aquellos tiempos y que yo guardo un buen recuerdo de la educación recibida aunque era muy memorística y poco analítica.

En este asunto, da la casualidad de que mi esposa, Michèle Barbé, realizó en 1982 una tesina de Sociología en la Universidad Complutense, dirigida por el Profesor Víctor Pérez Díaz, sobre mi promoción del colegio analizando, entre otras cosas, sus actitudes y sus opiniones sobre la educación recibida, tanto intelectual como moral 24 años después de dejar el colegio.

Respecto a la educación intelectual recibida, la actitud general era crítica, reflejada por una valoración media baja aunque positiva (55,6%) Valoraban positivamente el ejercicio de la memoria, el hábito de trabajo, menos positivamente la práctica de razonar ordenadamente, la enseñanza de la expresión oral y el desarrollo del gusto y la sensibilidad artística y valoraban negativamente el desarrollo del sentido crítico y la formación para las ciencias. A pesar de ello, un 52% afirmaba que gran parte de lo positivo que había en ellos lo debían al colegio.

Respecto a su opinión sobre la educación moral y religiosa recibida estimaban en un 65% de los casos que la influencia moral y religiosa de su experiencia del colegio se había mantenido, hasta el día de la encuesta, casi ininterrumpidamente y, en un 35% de los casos, que se ha debilitado hasta casi desaparecer. Un 55% se consideraban católicos practicantes, un 35% se consideraban como católicos no practicantes y un 10 por ciento agnósticos o ateos.

En este último sentido yo me considero incluido en el 35%. Creo que fui un buen alumno ya que solía sacar notas rojas y algunas azules, y además llegué a ser “Cruzado”. Recuerdo que canté vestido con el atuendo y la lanza de Cruzado en el Teatro Alcalá, en una obra de “cruzados y sarracenos”. Posteriormente también logré dar el segundo paso obligado para ser un buen Pilarista y llegué a ser elegido “Congregante”, todavía conservo la medalla que nos daban.

Sólo con el paso del tiempo, logré descubrir una asociación interesante: aquellos alumnos que más habían destacado como cruzados y congregantes en el colegio y habían tenido los puestos más importantes en su organización, coincidieron después con aquellos que más destacaron en la política nacional. Existía, por lo tanto, una cierta correlación entre la carrera político-religiosa en el colegio, primero y la carrera política a secas, después.

El hecho es que en el Pilar se educaron, en aquellos años, una parte de aquellos alumnos de clase media a los que, más adelante, les tocó jugar un papel en la transición española a la democracia, tanto de mi promoción, como fue el caso de Rafael Arias Salgado, Javier Ruipérez, Rodrigo Uría, Santiago Rodríguez Miranda y Jaime Lamo de Espinosa, como de otras promociones contiguas como fue el caso de Juan Antonio Ortega y Díaz Hambrona, Ignacio Camuñas o Javier Solana, entre otros.

He seguido en contacto recurrente con algunos de los alumnos de mi promoción, tales como Rodrigo Uría, Juan Abelló, José María Salcedo, Salvador Viada, Enrique Gómez Acebo, Fernando Galatas, José Manuel Ródenas y Alejandro Harguindey, entre otros (estos dos últimos hasta su fallecimiento hace unos meses) y también con los de otras promociones contiguas, como Javier Solana, Francisco Gutiérrez Velilla, Jesús Sainz, Luís Carderera o Jaime Carvajal entre otros. Mi promoción organiza de vez en cuando cenas para vernos, pero dado que viajo mucho y estoy muy ocupado he podido asistir pocas veces. Finalmente, parece mentira pero ya han fallecido once alumnos de nuestra promoción con los que tenía amistad y a los que dedico un recuerdo muy sentido.


Guillermo de la Dehesa (Promoción del 58)

Memoria del Colegio por Luis A. de Villena


Luis Antonio de Villena publicó una obra de buena factura literaria y temática autobiográfica. Lo tituló Mi colegio y fue publicado por Península. Narra su experiencia en el colegio del Pilar, en el madrileño barrio de Salamanca. Como además de eso, Villena escribe sobre su imagen y sus tendencias y los hechos que desencadenaron para que aún se acuerde de sus compañeros y describa parte de lo que ahora es objeto concienzudo de investigación. Acoso, exclusión, moving, bullying ... el libro suministra información de primera mano sobre el tema. El autor también denuncia una parte de los métodos expeditivos con que sus maestros le enseñaban, lo que permitía que salieran culturalmente más preparados que los estudiantes actuales (pero solo culturalmente (p 157). Cuando anduvo presentando el libro afirmaba: «Quiero dejar claro que yo no hablo del colegio, sólo hablo de mi experiencia en él. Yo no tengo nada contra ese centro, no se nada de cómo es hoy, ni quiero saberlo» «Yo entré creyéndome un niño normal, un poco apocado, mimado por mi madre porque se acababa de morir mi padre, y al que no le gustaba el fútbol; entonces una minoría agresiva empezó a señalarme con el dedo y comenzaron los insultos, las burlas, las humillaciones, las risas y todo lo demás».


viernes, 13 de noviembre de 2009

Fragmentos de Educación en el Cine 2

La edcuación en diferentes culturas

Allende

Discurso sobre la educación, la juventud, los profesionales y la conciencia de cambio.

El Triunfo de la Voluntad (y la instrucción del joven Alemán)

Es un fragmento de Riefensthal al sevicio de la voluntad de poder, y de su triunfo. Hay una traducción aproximada del contenido de la arenga de Adolph Hitler a los jóvenes Alemanes. No incluirlo en la historia sería renunciar a la verdad. Incluirlo siempre es arriesgado. Es un documento realizado con unos medios que persiguen una finalidad. Las palábras, la imágen y la historia.



Es un documento que debe ser analizado como tal. Es una parte de la historia. La juventud siempre es heredera y depositaria de los principios y aspiraciones de la sociedad del momento, en este caso quedan claras esas aspiraciones y principios. Es un extracto del documental El Triunfo de la Voluntad,  de Leni Riefenstahl subtitulado al castellano. Recoge un discurso de Adolf Hitler a las juventudes del Reich en el German Stadium, Septiembre de 1934.

Hay algún fragmento en la película Europa, Europa en la que un joven judío pasa por las filas de las juventudes comunistas, en la Unión Soviética, y también logra incorporarse a un centro de formación de las fuerzas armadas alemanas, o quizá de las juventudes hitlerianas.

Chaplin no dejó pasar la historia. Era 1940




La razón, la ciencia, el progreso debían unir a los hombres para mejorar la humanidad y de fondo el Lohengrin, de Wagner, la busqueda del Grial.

Fragmentos de Educación en el Cine

Los mejores años de Mister Brody.



El Club de los Poetas Muertos

P.- Era un ejercicio para demostrar una cuestión... El peligro de la conformidad
D.- Nuestro sistema ya está establecido, y demostrado. Funciona. si Vd. lo pone en duda hará que ellos también duden.
P.- Creía que el fin de la educación era enseñar a pensar por uno mismo
D.- A la edad de esos chicos, nada de eso. Tradición, disciplina. Prepáreles para la Universidad y lo demás llegará por sí solo

The Emperor´s Club

P. Vd. no va a moldear a mi hijo. Lo que tiene que hacer es enseñar a mi hijo. Enséñele cosas de su tiempo. Enséñele porqué el mundo es redondo y quien mató a quien cuando y dónde. Ese es su trabajo. Vd. Señor no va a moldear a mi hijo,  lo moldearé yo.

jueves, 12 de noviembre de 2009

Amarcord (Mis recuerdos)

Cierto que a su manera, los tópicos quedan descritos con sutil destreza. Los actores ponen lo suyo pero el maestro queda estampado en fiel reprografía. Los que vivieron la enseñanza en la primera mitad del pasado siglo quizá identifiquen buena parte de estos rasgos. La escena comienza en el patio de aquel centro. Los profesores aguardan la entrada coral de sus pupilos. Todos formarán parte de una de más de las imágenes que el pasado nos legó. Maestros y discípulos unidos para la posteridad en una imagen de conjunto coordinada por el fotógrafo. A continuación Fellini no duda en hacer pasar por la tarima cada una de las personalidades peculiares de esos docentes, atendiendo al público de las bancas, formado por el más heterogéneo prototipo de estudiante. Fellini nos lega un fragmento impagable al retratar sus maestros y su escuela en Amarcord. 




Los diálogos de las escenas son el correlato del buen hacer de actores y directores. El ir y venir del "péndolo", el equilibrio del porfesor con la ceniza del cigarrillo en medio del interrogatorio sobre Agripina, o el bizcocho de Giotto, son los pretextos de Fellini para decirnos como fue su formación, y también sus maestros y su escuela. En España hay referencias en Viva Hazaña, y también en La Lengua de las Mariposas, basada en el relato de Rivas.




En Hollywood el perfil docente de algún héroe reconocido, semeja el prototipo de  Indiana Jones, encarnado en Harrison Ford en su papel de profesor de Arqueología. También hubo un Club de los Poetas Muertos, y su "Carpe Diem".  Aprovechad el momento... Haced que vuestra vida sea extraordinaria.

viernes, 6 de noviembre de 2009

Centros Históricos

Entre el 12 y 13 de noviembre de 2007, en Jerez de la Frontera se celebraron las Jornadas Conmemorativas del 150 aniversario de la Ley Moyano, bajo el título “Maestros y maestras, profesores y profesoras en la educación andaluza: 150 años de historia”. Entre los actos celebrados, se presentaba la publicación de la Asociación  Hespérides donde quedaban recogidas las ponencias del XXII Coloquio Metodológico-Didáctico sobre “Patrimonio y Escuela”.

Se recuperaba la memoria del Coloma, con la conferencia «Los Centros de Enseñanza  Media en Andalucía: el Instituto Padre Luís Coloma, un ejemplo de centro histórico», a  de Mª Dolores Rodríguez Doblas, una de las responsables de la génesis del museo de Física y Ciencias Naturales que además recoge parte de la memoria histórica de ese Insitituto jerezano. Entre las comunicaciones sobre patrimonio histórico presentadas en aquellas jornadas, aparecía la de Virgilio Fernández Bulete, Miguel Ángel Núñez Beltrán[1], titulada: «Los centros históricos de enseñanza de Andalucía» que aparecería Hespérides: Anuario de investigaciones, Nº. 15, 2007 , pags. 417-438

Junto a ellos, participaron la escritora Rosa Regás que trató el tema “La mujer y la enseñanza” y uan conferencia a carrgo del entonces Secretario General de Educación. Ministerio de Educación y Ciencia, Alejandro Tiana Ferrer, sobre “Los retos educativos de la sociedad actual”.


[1] Antonio Herrera García, Miguel Angel Núñez Beltrán (2007) «Relación de las comunicaciones presentadas a los Congresos y de los artículos publicados en los anuarios de la Asociación “Hespérides” sobre Historia de la Enseñanza», Hespérides: Anuario de investigaciones, ISSN 1576-8600, Nº. 15, 2007 , pags. 31-46