jueves, 12 de noviembre de 2009

Amarcord (Mis recuerdos)

Cierto que a su manera, los tópicos quedan descritos con sutil destreza. Los actores ponen lo suyo pero el maestro queda estampado en fiel reprografía. Los que vivieron la enseñanza en la primera mitad del pasado siglo quizá identifiquen buena parte de estos rasgos. La escena comienza en el patio de aquel centro. Los profesores aguardan la entrada coral de sus pupilos. Todos formarán parte de una de más de las imágenes que el pasado nos legó. Maestros y discípulos unidos para la posteridad en una imagen de conjunto coordinada por el fotógrafo. A continuación Fellini no duda en hacer pasar por la tarima cada una de las personalidades peculiares de esos docentes, atendiendo al público de las bancas, formado por el más heterogéneo prototipo de estudiante. Fellini nos lega un fragmento impagable al retratar sus maestros y su escuela en Amarcord. 




Los diálogos de las escenas son el correlato del buen hacer de actores y directores. El ir y venir del "péndolo", el equilibrio del porfesor con la ceniza del cigarrillo en medio del interrogatorio sobre Agripina, o el bizcocho de Giotto, son los pretextos de Fellini para decirnos como fue su formación, y también sus maestros y su escuela. En España hay referencias en Viva Hazaña, y también en La Lengua de las Mariposas, basada en el relato de Rivas.




En Hollywood el perfil docente de algún héroe reconocido, semeja el prototipo de  Indiana Jones, encarnado en Harrison Ford en su papel de profesor de Arqueología. También hubo un Club de los Poetas Muertos, y su "Carpe Diem".  Aprovechad el momento... Haced que vuestra vida sea extraordinaria.

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