martes, 17 de diciembre de 2013

Humano, demasiado Humano - Abismos de la memoria

Pensar después de Auschwitz ... "Al principio uno no termina de creer lo que está viendo. Piensa que tal vez sea un falso documental, un ingenioso producto que se plantea jugar con el espectador. Pero no, no es falso. Lamentablemente para la condición humana, es un ingenioso y valiente testimonio de hasta donde se puede llegar, en el mal sentido claro." 


En 1965 el gobierno de Indonesia fue derrocado por un golpe militar. En menos de un año y con ayuda de occidente, más de un millón de "comunistas" fueron asesinados. El ejército utilizó a los paramilitares y gangsters para las matanzas. Estos hombres están en el poder y son los protagonistas de esta película que nos hace entender o, quizás no llegar a entender, como funciona el mundo. (...)

En The Act of Killing conocemos a los gangsters. Ellos hablan con el director del documental y le dicen Josh. Pareciera que están a su entero servicio. Sin embargo, pronto nos damos cuenta que en realidad, lo único que les interesa es hacer su propia película "al estilo Hollywood". Porque The Act of Killing es una propuesta de documental, absolutamente original. El director les propone a los gangsters, que para que mejor se entienda lo que hicieron allá en el 65, hagan un film, y la documentación de ese proceso y sus consecuencias, es el propio documental que recomendamos hoy. Cine dentro del cine; la influencia del aparato cinematográfico de Hollywood en el mundo para bien o, en este caso, para mal.

sábado, 14 de diciembre de 2013

Para la historia de la Universidad de Sevilla

Inauguración de la exposición Fondos y Procedencias: bibliotecas en la Biblioteca de la Universidad de Sevilla

imagen noticia
13-12-2013
El 16 de diciembre abre sus puertas al público una exposición del patrimonio bibliográfico de la Biblioteca de la Universidad de Sevilla, a la que concurren más de cuarenta libros impresos y manuscritos, de los siglos XV al XX.
La muestra, que permanecerá abierta en la sala de exposiciones del Centro de Iniciativas Culturales de la Universidad de Sevilla -CICUS-, sito en la calle Madre de Dios, es una selección de los libros de la exposición virtual que, con el mismo título, ha organizado también la Sección de Fondo Antiguo y Archivo Histórico de la Biblioteca de la Universidad de Sevilla. Se propone en ambas exposiciones un recorrido por la historia de sus colecciones históricas, desde la época de la fundación del Colegio de Santa María de Jesús, a principiosdel siglo XVI.
Coincidiendo con la inauguración de las exposiciones, la BUS ha publicado un libro que recoge estudios pormenorizados de las diferentes procedencias, así como el catálogo comentado de las obras seleccionadas para la muestra. Todo ello es consecuencia de un trabajo de investigación que han llevado a cabo cuarenta especialistas, en su mayoría de la propia Universidad, coordinado por Eduardo Peñalver Gómez, Jefe de Sección de Fondo Antiguo y Archivo Histórico de la BUS. Este libro se presentará el día 17 de diciembre a las 10:00 h en el Paraninfo de la Universidad.
Portada del Fondos y Procedencias
 La exposición virtual da noticia de doscientos libros de los siglos XV a XX, todos ellos con un comentario breve y el enlace al texto completo digitalizado en el Portal de Fondos Digitalizados de la Universidad de Sevilla.  Sus siete salas cuentan con estudios pormenorizados para las diferentes procedencias. Las dedicadas a los fondos jesuíticos y conventuales presentan, además, sendos estudios generales.

Autor de la noticia: :Dirección de la Biblioteca.

jueves, 12 de diciembre de 2013

Por qué revistas como ‘Nature’, ‘Science’ y ‘Cell’ hacen daño a la ciencia

"Soy científico. El mío es un mundo profesional en el que se logran grandes cosas para la humanidad. Pero está desfigurado por unos incentivos inadecuados. Los sistemas imperantes de la reputación personal y el ascenso profesional significan que las mayores recompensas a menudo son para los trabajos más llamativos, no para los mejores. Aquellos de nosotros que respondemos a estos incentivos estamos actuando de un modo perfectamente lógico —yo mismo he actuado movido por ellos—, pero no siempre poniendo los intereses de nuestra profesión por encima de todo, por no hablar de los de la humanidad y la sociedad.

Todos sabemos lo que los incentivos distorsionadores han hecho a las finanzas y la banca. Los incentivos que se ofrecen a mis compañeros no son unas primas descomunales, sino las recompensas profesionales que conlleva el hecho de publicar en revistas de prestigio, principalmente Nature, Cell y Science. Se supone que estas publicaciones de lujo son el paradigma de la calidad, que publican solo los mejores trabajos de investigación. Dado que los comités encargados de la financiación y los nombramientos suelen usar el lugar de publicación como indicador de la calidad de la labor científica, el aparecer en estas publicaciones suele traer consigo subvenciones y cátedras. Pero la reputación de las grandes revistas solo está garantizada hasta cierto punto. Aunque publican artículos extraordinarios, eso no es lo único que publican. Ni tampoco son las únicas que publican investigaciones sobresalientes.

miércoles, 4 de diciembre de 2013

Yo, también fui a EGB

La revolución comenzó con Locomotoro, el Capitán Tan, Valentina y el Tío Aquiles. Un grupo de descerebrados surrealistas en lucha con los hermanos Malasombra, que decían ser los malos de verdad.  Y por supuesto... con Bonanza.  En la escuela, aterrizó de no sabemos que lugar una cosa que llamaban, la EGB, y que era, en medio del desarrollo, el turismo y los emigrantes, lo más nuevo de la moderna hispania. Una revolución decían, pero los sopapos seguían acompañando el compás de las lecciones. Tanto, que la vareta y la regla, junto a los apretones de manos, paseos iniciáticos, castigos ejemplares, y demás carantoñas pedagógicas, se mantenían a la cabeza de las herramientas inigualables de la singular pedagogía carpetobetónica. La propia que había desarrollado el paradigma de la letra con sangre entra, frente a su oponente teórico, el de cada maestrillo tiene su librillo. Esto último, en el papel, pues todo era para despistar, porque al final, siempre acababa apareciendo la palmeta, o la amenaza con poner en marcha la "fábrica de galletas de cinco picos" con que algún avanzado didacta había bautizado tal generoso método, por abundante, de repartir el contenido de la lección a guantazo limpio. Más tarde llegó la liberación de los enanos y los maestros, se transformaron en profesores, y la maestras, en señoritas, y nunca perdieron el don. Con ellos llegó la prohibición de castigos y el respeto a las masas de indefensos que poblábamos las aulas. Bueno, casi indefensos, pues el saber, como decían nuestros padres, no ocupaba lugar, y era el único salvavidas para evitar que la amenaza diaria de tormenta, acabara por descargar sobre nuestras cabezas.  
Un apunte. 4.12.2013




Más tarde dicen en esta web que "llegaron Los pitufos, el Naranjito, Parchís, ET, Orzowei, los minerales, los gusanos de seda, los rotring, la abeja Maya, los lagartos de V, la Botilde, The Final Countdown... Todos los que fuimos a EGB sabemos que hay mil historias que contar y estamos deseando retroceder en el tiempo para recordarlas todas en un libro totalmente ilustrado y escrito por los autores del exitoso blog Yo fui a EGB." 

Por: Virginia Collera | 04 de diciembre de 2013
26 cintas_video

Quienes reconozcan como propias estas imágenes –las cintas VHS, las casetes, los patines Sancheski, el autocross, el bocadillo de chocolate– probablemente hayan cursado la EGB. Y para ellos, para los nostálgicos al menos, está destinado el libro de Javier Ikaz y Jorge Díaz Yo fui a EGB, un volumen que compendia los “iconos” de esa generación que pasó por el colegio entre 1970 y 1990 con el propósito, explica Ikaz, de “reactivar recuerdos de esa época, de quitar telarañas y alcanfor”.

Esos escolares caracterizados por el mal pelo, las ropas de colores chillones y la predilección por la bollería industrial conforman, aseguran los autores, “una banda”. Insisten en que no han entrado en valoraciones sociológicas, pero… “Está claro que es más fácil hacer un libro así de una generación como la de EGB porque somos más homogéneos. Había dos canales de televisión, en el supermercado había dos clases de yogures... Hoy hay una mayor fragmentación”, señala Ikaz.
 Voyage, voyage

En realidad, Yo fui a EGB empezó como una página de Facebook, y su comunidad –hoy suman más de 678.000 fans– reclamó un blog que actualizan sin descanso. “Siempre tiene mucho éxito todo lo que colgamos sobre Verano Azul, la serie V o la Bola de Cristal, pero también tienen mucha repercusión aquellos posts en los que hablamos de juguetes que no tenían ni nombre y pensábamos que solo teníamos nosotros, o expresiones que creíamos que solo decíamos nosotros y nos damos cuenta de que, en realidad, las sabía todo el mundo”, explica Ikaz.


Patines Sancheski

Y cómo no, esa generación EGB y, por tanto, analógica, acabó demandando también un libro que, para sorpresa de los autores, ha trascendido sus lectores naturales. “Curiosamente lo leen los padres que no fueron a la EGB pero que eran quienes comparaban las carteras y los phoskitos a sus hijos, y también los hijos de quienes sí fueron a la EGB y ahora entienden por qué sus padres dicen efectiviwonder o digamelón. En la presentación del libro, un lector nos contó que su hija vio en el libro a ET y no sabía quién era, así que él se pasó un buen rato explicándoselo”.

Yo fui a EGB de Javier Ikaz y Jorge Díaz está editado por Plaza & Janés. Todas las imágenes son cortesía de la editorial.