jueves, 4 de noviembre de 2021

Cartas a la Directora

Es incoherente que no le dejemos pelar patatas por si se corta y sí ver series en las que se cuartea a personas. O que un tercio del salario de su madre lo destine a su consola y que se desconsuele cuando le emplazan a poner la lavadora. ¿Será que su destreza se limita a la presión de botoncitos y está discapacitada para pulsar cualquier botón de cooperación con el mundo real? Los padres del “me aburro” estamos criando a hijos que se atienen al mantra del “me da pereza”. ¡Con lo sano y necesario que sería permitirles gozar del aburrimiento! Si a golpe de click obtiene el like y a la voz de quiero, el juego... ¿qué razón hay para esforzarse? Los padres del “me aburro” quizá escuchamos demasiados noes; tantos, como síes dirigimos a los hijos del “me da pereza”. Las pantallas pueden hacerlos ver y escuchar. Y sí, también sentir. Pero nunca vivir. Porque el mundo y su aprendizaje no caben dentro de un dispositivo digital. Y sí, muchas veces la respuesta es sí, pero tantas otras es no... Podemos formarlos también en la buena educación del no.

Gema Regueiro Pedrayes. Llanes (Asturias)

Suspensos y selectividad

Por supuesto que no hay que rebajar el valor de los diplomas. Pero como víctima de la persecución de un profesor cuando yo era alumno y teniendo que enfrentarme después, ya como profesor, en un sentido aparentemente contrario, con el problema de un estudiante que tenía dificultades físicas, me alegro de que se legisle para que se pueda aprobar la selectividad con un suspenso.

Fermín Espinosa Romeo. Madrid

Jugar al calamar en el recreo

La nueva serie El juego del calamar ha sido un bombazo en los patios de mi colegio. Como estudiante de último curso, veo como los más pequeños de mi centro usan esta serie como referencia para los juegos del recreo además de que, en todos los juegos, los jugadores que pierden acaban muertos en vez de eliminados como se hacía antes. Tengo 17 años y hace siete, cuando jugaba en el recreo, lo peor que podías hacer era pintar mal la rayuela, mientras que ahora juegan a eliminarse a empujones y haciéndose los muertos. Como hermana mayor, me inquieta la popularización de este tipo de juegos en los recreos, y aún más que todo esto se deba a una amplificación de los juegos por las redes sociales, convertidas en los nuevos padres de las próximas generaciones.

Cristina Rodríguez Ayllón. Alcorcón (Madrid)


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