viernes, 19 de marzo de 2010

Bibliotecas de la Universidad de Sevilla


La Biblioteca General de la Universidad de Sevilla quedó años atrás obsoleta, no por fondos o gestión, al contrario, sólo es cuestión de espacio. Injertada en medio de un edificio histórico los responsables de la Hispalense trataron de encontrar un lugar al que trasladar su sede. Sevilla puede presumir de muchas cosas, pero me temo que poco de Bibliotecas, de espacios y edificios, se entiende. Sin duda en este tema la ocupación de la política cultural no es la mejor de las posibles. Se construyó una magnífica, municipal, las hay de distrito, pero Sevilla necesita y merece mucho más y su Universidad la mejor, en esto no puede haber dudas. Por medio, el sito donde asentarla. Del proyecto realizado poco que comentar. Transformará  esa parte de Sevilla, actualizando su arquitectura y llenado de vida el Prado de San Sebastián que ahora tiene tránsito como buena Pasarela. Además, su autora es una de las mejores arquitectas del momento. Seguro que enriquecerá el legado urbanístico de la ciudad. Un edificio nuevo, singular con mucho que ofrecer. A la mitad de los cincuenta, se recuperó la Fábrica de Tabacos que también albergó cuartel de artillería. Antes, cuando se construyeron los palacios de la Exposición Iberomericana del 29, hubo proyectos para ceder buena parte a la Universidad. También Aníbal González llegó a gestar uno dedicado a ella que no pasó del diseño. Después Primo de Rivera, y más tarde la República que fue quien acabó por ceder el edificio central de la plaza de España para el traslado de las Facultades situadas en el edificio de Laraña remodelado alrededor de los años treinta. En la última planta debía ir una residencia. La Guerra Civil, como tantas cosas, se llevó por medio el proyecto. Quedó transformada en la sede de Capitanía. Y así le pusieron a una de las dos terrazas con Bar al aire libre que ocupaba parte de la zona que ahora se quiere dedicar a Biblioteca. La estructura del futuro edificio, se ha asentado en un espacio que tiempo atrás, allá por 1952, quizá fue el que formó parte de los terrenos que en el Prado de San Sebastián cedió el Ayuntamiento a la Universidad con destino a residencia. Pero este tema, como tantos otros, forman parte de la memoria histórica de la Universidad de Sevilla. Esperemos que la amnesia no se lleve también la biblioteca y al final quede en uno más de los muchos  proyectos que engrosan el archivo histórico, contenido por cierto, en el edificio de la Biblioteca General de la Universidad de Sevilla. Hay algunas notas de todo esto dentro de un libro que su directora tituló Ciudad y Saber, y en otro que Trillo de Leyva coordinó desde Arquitectura.

(Notas de trabajo JL. Rubio Mayoral / 10)

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