lunes, 15 de marzo de 2010

Los Años Bárbaros


El trabajo de Colomo se basaba en un hecho real. Una pintada realizada por un grupo de estudiantes de la extinta y perseguida Federación Escolar Universitaria. En 1998, Fernando Colomo llevó al cine una versión de estos hechos reales: la fuga en 1948 de dos estudiantes -Nicolás Sánchez-Albornoz y Manuel Lamana- del Valle de los Caídos, al que habían sido condenados a trabajos forzados durante ocho años por haber pintado en su facultad "¡Viva la Universidad Libre!". Los guionistas Carlos López y José Ángel Esteban propusieron a Fernando Colomo recordar la historia de Nicolás Sánchez-Albornoz y Manuel Lamana, "dos estudiantes antifranquistas que en agosto de 1948 protagonizaron una de las más conocidas evasiones de esa cárcel abierta en aquella inmensa tumba fascista que se construía en Cuelgamuros (el Valle de los Caídos)" Javier Rioyo en Cinemanía: "Una fuga que irritó al franquismo y que sigue sorprendiendo por sus fantásticas y singulares peculiaridades. Una fuga de película, una historia real que parece una ficción tragicómica". Los jóvenes, hijos de dos significados republicanos, uno de Claudio Sánchez-Albornoz, ministro de Estado de la República, y el otro de un militar demócrata, pertenecían a la clandestina Federación Universitaria Escolar (FUE) y habían sido condenados en 1947 a ocho años de trabajos forzados por haber realizado una pintada con nitrato de plata, es decir, imborrable, en la fachada de su facultad, con el lema "¡Viva la Universidad Libre!". Incorporados a las obras de Cuelgamuros, lograron huir a París ayudados por la escritora estadounidense Barbara Probst Solomon, junto a Barbara Mailer (hermana del escritor Norman Mailer y propietaria del coche con el que se produjo la fuga), y por Paco, hermano de Juan Benet.


Los guionistas se inspiraron en un capítulo del libro Otros hombres (1956), en el que Manuel Lamana narra esta experiencia, así como en Los felices años 40 (1978), de Barbara Probst Solomon. Contaron además con la asesoría personal de Nicolás Sánchez-Albornoz, que incluso inspiró el título de la película. Colomo se lo confesó a Beatrice Sartori: "Se nos ocurrió Los años bárbaros cuando vimos en qué términos expresaba Sánchez-Albornoz sus recuerdos. Era una historia terrible, dura y fuerte, aunque para él también había sido lo mejor de su vida. Fueron 'años bárbaros' porque marcaron sus vidas, y porque al tiempo se lo pasaron bárbaro. Y bárbaros, desde luego, porque fueron los del franquismo más duro... Sánchez-Albornoz no quiso una transcripción exacta de los hechos, sino que insistió en que a partir de ellos inventáramos una historia".



Colomo se planteó hacer una comedia: "Los años bárbaros es una historia de iniciación, de despertar, de fuga y de juventud, y de unos hechos que, en tres días, alteraron radicalmente las vidas de sus cuatro personajes. En definitiva, una historia de nuestra posguerra para una película moderna que entenderán los jóvenes y a los que asombrará que hechos así ocurrieran hace sólo 50 años. De aquellos años, sólo pretendemos demostrar que entonces también los jóvenes querían luchar por la libertad". No todos aceptaron la soltura con que Fernando Colomo afrontó esos hechos. Según escribió Milagros Martín-Lucas en Escena, "muchos de los que sufrieron esa dictadura no ven con muy buenos ojos que se trate en términos de comedia una fuga que se convirtió en un viaje hacia la libertad". Barbara Probst Solomon también manifestó su desagrado tras ver la película, lo que Vicente Molina Foix le discutió desde este periódico: "Me parece que la escritora se equivoca. La película es excelente, y la realidad no tiene una versión oficial, sobre todo cuando un mismo incidente puede ser transmitido por varios de los que en él intervinieron. Ni Sánchez-Albornoz se traiciona, creo yo, a sí mismo, ni Los años bárbaros desvirtúa el espíritu del suceso, por mucho que del producto final desaparezca Benet como personaje y aparezcan otras figuras y situaciones nacidas de la imaginación del director. La realidad de aquella tragicómica epopeya persiste en la memoria y en los relatos personales. La película propone una nueva realidad dramática que del color más negro de la real España de 1948 saca una luminosa aventura de libertades no sólo políticas".

La realidad es que de esos hechos también derivó la condena a Nicolás Sánchez Albornoz y Aboín, nacido en Madrid en 1926, historiador y profesor universitario español. Era hijo del historiador Claudio Sánchez Albornoz, que se había exiliado tras la Guerra Civil. Nicolás permaneció en Madrid y participó, siendo estudiante, en un intento de reconstrucción clandestina de la FUE. Fue detenido y condenado en 1947 a trabajos forzados, escapó en 1948 junto a Manuel Lamana del Valle de los Caídos con la ayuda del antropólogo Paco Benet, la escritora Barbara Probst Solomon y Barbara Mailer. Permaneció exiliado en Argentina durante décadas y desarrolló allí gran parte de su carrera.  Barbara Probst Solomon (Nueva York, 23 de diciembre de 1928) es una escritora, ensayista y periodista estadounidense. Sus obras publicadas incluyen dos novelas, dos volúmenes de memorias y una recopilación de ensayos. En 2007, Solomon recibió el premio Women Together Award, otorgado por Naciones Unidas como tributo a "un grupo de mujeres que comparten el compromiso por su trabajo y la devoción por hacer del mundo un lugar mejor". Es miembro del Sarah Lawrence College y profesora visitante de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo. Solomon también ejerce de periodista como corresponsal en Estados Unidos para el diario español El País.


(Notas de trabajo. Jl. Rubio Mayoral) Fuente: El País

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