El general Mola en agosto de 1936 anotó en su diario «el juego que se llevaban unos chiquillos. Dos de ellos iban con escopetas de juguete. Los demás cogían a otro prisionero y lo conducían ante los armados. Éstos le gritaban al preso: '¡Viva España!, ¡viva España!', y como el preso no contestara (el juego era no contestar), los de las escopetas apuntaban y el pelotón imitaba el fusilamiento».
Niños jugando. Juan Pando. Madrid. 1936. |
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